
Le arrancamos un bote en cada ciudad. Decenas de voluntarios. Cientos de ilusiones. Miles flores como escuelas de pensamiento.
Iba para el cyber en Caleta y me crucé con otra mil cien, con escape libre, rumbo al encuentro de Puerto Madryn. Se me erizó la piel. Los ojos se me llenaron de lágrimas cuando Legui me mandó el reporte de los chicos banderilleros de soja en el norte de Santa Fé. Solo la campaña me devuelve la alegría. No la esperanza que es la disculpa de los débiles. La voluntad de combatir.
En un puesto cuyo nombre no recuerdo, compré de nuevo una pinza navaja de acero inoxidable. La última, la había dejado hace dos años en un calabozo de una ciudad que tampoco recuerdo, en el estado de Pernambuco. ¿Delmiro Gobea? Si por descuido del cacheo había entrado conmigo, no era justo que saliese. Salí rengo.. como entré. Venía de saltar techos. Peleaba una guerra que no era mía. Esta es.
http://picasaweb.google.es/unapatriadapormalvinas/CaletaComodoroTrelew#
No hay comentarios:
Publicar un comentario