Era el aguafuerte de Roberto Arlt. No podría ser acuarela ni acrílico. La ruta se termina, la piedra y el polvo no se acaban. Sobrevivimos a un reventón, era la llanta, deformada por un golpe inadvertido entre tantos. Los pibes de la gomería en Fitz Roy la enderezaron a mazazos. No cobraron por eso ni por el faso compartido antes de volver al camino. Todo es energía de la nueva y de la vieja. El tren es un recuerdo. Malvina ya no es Soledad. Es presente.
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jueves, 9 de octubre de 2008
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