Ultima noite em Salvador.
Agosto de 2007.
La mañana que salíamos para Malvinas con el velero Malabar, amanecí con la rodilla derecha hinchada como una pelota de fútbol. No la podía flexionar, dolía para cacete y vendado me subieron abordo. Ni una vez pensé en suspender la partida.
Zarpamos y no recuerdo cuánto tiempo tardó en curarse, pero no fue mucho.
Algo así nos pasó un mediodía, que soltamos amarras en Hout Bay, Africa del Sur, con un borde largo para ganar barlovento y contra el acantilado, a la hora de virar, se cortó uno de los guardines de la rueda del timón y quedamos al garete!
Ese instante pareció un siglo, hasta que giramos el árbol de timón con una llave francesa. Encontramos y colocamos la caña de fortuna y me sumergí debajo del cópit para reparar.. terminamos esa misma noche, cuando el sentido común nos mandaba dar un borde afuera para dejar respeto a unas piedras...
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