martes, 22 de julio de 2008

Soltar todo y largarse, que maravilla!

Cuando Silvio Rodriguez cantaba eso, yo pensaba que solo en un velero podìa cumplir con el sueño ese para el que no hacìan falta alas... Hoy ya se que mis alas son mis dos ruedas, serà por eso que cuando estuve en Cape Town en velero, me invitaron y agasajaron los Hells Angels.

En los ùltimos mil kilòmetros mi bahiana casi no consumiò aceite. O sea, nos vamos complementando bien, porque mi hìgado ya està sobregirado de cerveza quilmes, vino en cajita y cachaça brasilera para matar la saudade...El neumatico usado que saliò de Salvador con poco dibujo, todavìa no mostrò ninguna barba, asì que se va a aguantar un poco màs, como ya se aguanto las quemadas frente a Cuba Libra, entre nosotros, que nombre màs gusano para un boliche!


Tengo el famoso seguro, que conseguì por mitad de precio. El que estè interesado, es solo pedir las coordenadas. Asi que con carnèt de conductor paraguayo, patente brasilera y seguro argentino, estoy hecho un autèntico latinoamericano.
Mi vieja me mandò el viento que faltaba... despuès de medianoche el cajero automàtico lo liberta. Voy a bajar por el rìo Paranà o por el Uruguay? Quien sabe.
Ya tengo casi cinco años y 90.000 kilòmetros en la milcien. Desde Paraìba allà en la punta del nordeste a mi tierra roja misionera. Hice trilla en las huellas de tierra de los campos de caña de azùcar en Pernambuco, recorrì màs de cien kilòmetros de playa entre Puntal do Peba y Feliz Deserto en Alagoas, doblè a 200 con lluvia, en esa curva abierta y tentadora que hay en Sergipe antes de llegar a Estancia, y alcancè como en un sueño los 270 que el manual dice que ella da, en el comienzo de la Estrada del Feijao, la na minha bahia.

En Espiritu Santo dejo un amigo con el que nos debemos tantos whiskys como escritores, en Rio, mi turma de La Penha, allà al lado del Morro del Alemao. En Sampa, Gildete, esa pernambucana que fue y es el amor de mi vida y en el interior paulistano, la galera que me hizo sentir un gato salvaje, cuando yo me conformaba ya solo con estar vivo y libre. De Paranà llevo de recuerdo una multa de trànsito por subir la moto a la vereda del banco para sacar un dinerito de la caja, y una noche de amor con una chica que no me dijo ni su nombre y que en vez de pedirme plata, me hizo dormir y se despidiò con un beso... No me fui de Brasil cuando crucè el puente.. creo que asì como el Gordo Troilo nunca se fue de Buenos Aires, este coroa doido con una moto maluca nunca se va a ir de Brasil…

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