Hace 28 años le dábamos con las vallas a la puerta de la Rosada.
Pensaba recordar con la foto del gordo Rilo, compañero y navegante que un día me la autografió.
Veo la bandera celeste y blanca que cruzaba avenida Córdoba de vereda a vereda y decía: SOMOS LA RABIA, por aquello de que muerto el perro se acabó la rabia e Isabelita dijo: Yo soy la rabia de Juan Perón.
Y de los bombos y del día de sol y de se va a acabar, se va a acabar. De que tenían el orto tan sucio los montoneros que en aquellos días ni se los veía.
Después de la derrota de Malvinas. Con la bronca de no haber podido ser la nación en armas. Estábamos con el Loco Masó, que hacía el aguante contra la rata Triaca y el proceso desde la seccional norte de los obreros plásticos, con Saul y con Lorenzo y con las Madres que todavía no eran marca registrada.
Pero me tuve que acordar de Dalmiro Flores, que ninguno lo reclamó de ninguna orga.
Que era morocho, joven y suburbano. Y que pasaron en un falcon verde y lo pusieron.
Y esa noche me acordé de no ir a dormir a casa y me fui a dormir a la villa de Melo, que podría haber sido peor, solo que no sabíamos, que el imperio ya había acordado la democracia bastarda y tributaria.
Y me acordé de Quebracho y de Deryck Gillie y de Ricardo de la Lama y de Oscar Smith y de René Salamanca y de Argentino Larrabure y de Herminio Luna y todos los que no supe que conocí. Y de Julio López. Y de Fuentealba. Y del policía que lo mató por orden del gobernador Sobisch y esta película ya la ví, porque van presos los barras y los botones pero los que mandan no van presos. Y de los héroes de Malvinas presos de los montoneros y de los héroes que luchan contra el sionismo internacional presos de esos mismos montoneros y de los dirigentes gremiales y sociales... Y de Mariano Ferreyra y Roberto López el indio de formosa y de los pibes de Bariloche y de Luciano Arruga. Y cuántos más que 10 colimbas que dormían la siesta hacen falta para que mi sociedad se de cuenta de que estos montoneros nacieron falsos y asesinos?
Y pensé que el 20, vamos a la plaza con la instalación por Malvinas.
Y solo tres días después, vamos a Monte Chingolo.
Yo voy.
Porque si no vamos, el año que viene, la Tía Nilda lo va a poner en el calendario escolar.
Y que no me digan que el ERP y los Montoneros no eran nuestros compañeros.
No es Villa Soldati. Si es cosa de nostálgicos, me hubiera gustado que Santucho hiciera su autocrítica. No sabemos si le debemos a Gorriarán o a Firmenich su silencio.
Tampoco es el corte de Gualeguaychú. Tampco nos vamos a quedar con la historia de los jóvenes idealistas, porque idealistas eran los cuatro que murieron en el Parque Indoamericano.
Yo creo que debemos redoblar el paso y garantizar la instalación por Malvinas y hacer la inteligencia necesaria en el lugar y que estos muchachos suspendan o nos den el micrófono, en ese acto, cosa que no se aguantan, porque si se la aguantaran, no hubieran combatido por las armas al gobierno electo por el 63 por ciento del pueblo argentino.
Los containers con fierros venían por valija diplomática de Inglaterra.
Aquella vez de Dalmiro, hubiera querido ser yo.
Ya crié a mi hija.
Quien dice si donde empezaron no terminan?
María Cristina Viola hubiera querido ser una nieta recuperada?
No digo Paula Lambruschini, porque ya era adolescente y fue durante el proceso...
Si no es Soldati ni Gualeguaychú, puede ser Fiambalá puede ser Bahía Agradable.
Puede ser un nuevo 17, un nuevo argentinazo y que esta vez si se vayan todos.
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