lunes, 18 de abril de 2011

He visto un milagro en Buenos Aires, por Patricio Lons


Ayer vi un milagro. Vi la resurreccción del gaucho Rivero, el legendario defensor de nuestras islas Malvinas en 1833. Con el torso al aire al frente de una murga y de la Resistencia Patriótica, frente a la embajada de nuestros hermanos uruguayos pidiendo que se nos sume el pueblo oriental para echar al invasor inglés de Montevideo como logró este gaucho redivivo hacerlo de Mar del Plata hace apenas una semana, sin más armas que la voluntad y la inteligencia. Y con la ocultación de los medios que no advirtieron de la presencia de la flota inglesa en la base de submarinos. Solo llevaba el rostro cambiado, pues este Rivero, tomando la enseña y la tradición soberana, tomando el testimonio que nos dejó el almirante Büsser,vencedor de los ingleses aquel glorioso 2 de abril, ese Leónidas argentino que sigue peleando solo en sus Termópilas de la cárcel de Marcos Paz y abandonado por el almirantazgo tan parecido al traidor Fliartes, ese gaucho llevaba la cara de Toni López. Mi amigo. Mi hermano que pelea contra los Judas argentinos. El no es creyente, pero Dios confía en el.